Hoy, nos adentramos en el fascinante mundo del sistema de graduación en Jiu-Jitsu, una pieza clave que no solo reconoce nuestro progreso técnico, sino que también representa una travesía de autodescubrimiento y superación personal.
El sistema de graduación en Jiu-Jitsu es mucho más que la adquisición de cinturones de diferentes colores. Es un camino que nos desafía a crecer, aprender y desarrollarnos tanto dentro como fuera del tatami. Cada cinturón es un símbolo del esfuerzo, dedicación y perseverancia que hemos invertido en nuestro entrenamiento.
La federación internacional de Jiu-Jitsu Brasileño (https://ibjjf.com) establece unas edades y tiempos mínimos de permanencia para cada cinturón como referencia para los profesores, siendo estos los que decidirán si ampliar los plazos si lo creen conveniente.
En el siguiente link puedes ver los requisitos establecidos por la federación para cada graduación
(https://ibjjf.com/graduation-system)
Además de los cinturones, también existen los grados.
Los grados son promociones intermedias entre cada cinturón, representadas por una cinta de color blanco en la banda de color negro (o rojo en caso de los cinturones negros) ubicada en uno de los extremos del cinturón.
A continuación mencionamos algunos aspectos avaluados a la hora de graduar:
Progreso Técnico: Los diferentes grados de cinturones representan niveles de habilidad y conocimiento en las técnicas del Jiu-Jitsu. Cada grado alcanzado es una muestra de nuestro progreso y dedicación en la disciplina.
Humildad y Respeto: A medida que avanzamos en nuestro camino, comprendemos que siempre hay más por aprender. El sistema de graduación nos enseña a ser humildes y respetuosos con nuestros compañeros y profesores, independientemente de nuestro nivel.
Disciplina y Constancia: Para alcanzar cada cinturón, es necesario cultivar la disciplina y la constancia en nuestra práctica diaria. Estos valores se extienden a otras áreas de nuestra vida, convirtiéndonos en personas más comprometidas y enfocadas.
Mentalidad de Superación: Afrontar los desafíos que se presentan en el tatami nos ayuda a desarrollar una mentalidad de superación. Aprendemos a enfrentar la adversidad con valentía y a ver las dificultades como oportunidades de crecimiento.
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